La localidad celebra cada año un multitudinario festival donde conviven diferentes culturas
Garanhuns, una recóndita localidad del noreste brasileño y tierra natal del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, celebra cada año un multitudinario festival que reivindica el plural folclore de Brasil, donde conviven la cultura de indios, negros llegados de África e inmigrantes europeos.
Los tambores del maracatu, la literatura de cordel, las empanadas de carne y el olor a vino llenan durante diez días las calles de Garanhuns, convertida en epicentro de la cultura brasileña con la 29 edición de su Festival de Invierno, celebrado entre el 18 y el 27 de julio.
Las tradiciones negras e indígenas, enérgicos conciertos de rock metal, los payasos circenses y el contagioso ritmo del forró, del frevo y del maracatú -danzas típicas de la región- conviven armoniosamente en Garanhuns, que se hizo famosa por ser el lugar de nacimiento de Lula (2003-2010).
Bautizada la "Suiza del noreste brasileño", la tranquila rutina de este municipio, de 130,000 habitantes y situado a unos 230 kilómetros de la capital regional, Recife, se transforma en una intensa experiencia multisensorial a cielo abierto, con más de medio millar de atracciones distribuidas por una veintena de espacios.
En una de las principales avenidas de la ciudad, el público rápidamente se rinde al compás de la percusión del maracatú, una danza folclórica nacida en el Brasil colonial que combina coloridos disfraces con suntuosos adornos y que mezcla elementos de las culturas africana, portuguesa e indígena.
Mientras el pegadizo ritmo convence a hasta los más tímidos a arriesgar algunos pasos, el olor a carne asada, coco quemado, vino caliente y chocolate impregna el sitio.
"A mí me encantan el frevo y el maracatu, es imposible no bailar." La cultura aquí del noreste es muy rica y tenemos que enseñarla al mundo. Hemos venido a hacer una gran fiesta", cuenta a Efe la pedagoga Flaviane Rodrigues, una asidua asistente del festival y quien ha viajado más de tres horas con toda la familia.
"Me parece bien la música y el circo, pero a mí lo que más me gustan son los perritos calientes y los dulces. Mi favorito es la cocada", completa el pequeño Pedro, hijo de Flaviane.
Asimismo, coreografías del frevo -que incorpora a sus pasos de baile llamativos aderezos como máscaras, collares, diademas y sombrillas de colores- se intercalan con espectáculos de música clásica y de bandas de rock en las aceras de la ciudad.
Cuando cae la noche, es la hora del baile, de los conciertos y de mucho forró, la danza típica del noreste que ha conquistado a Brasil y al mundo.